Vacunación infantil: el derecho de los niños, niñas y adolescentes a resguardar su salud
En 1974 la Organización Mundial de la Salud (OMS) creó el Programa de Inmunización Esencial, con el objetivo de vacunar a todos los niños del mundo contra las principales enfermedades prevenibles mediante vacunas. Medio siglo después se evidenció que este programa ha evitado 154 millones de muertes, de las cuales 146 millones correspondieron a menores de 5 años, y de ese total, 101 millones son menores de 1 año. Sólo la vacuna contra el sarampión ha salvado 93,7 millones de vidas, lo que representa el 60,8 % del total de vidas salvadas gracias a las vacunas.
La Corte de Apelaciones de La Serena dictó recientemente una resolución que obliga a la vacunación de un lactante luego de que su madre se negara a autorizar las dosis contra la hepatitis B y la BCG contra la meningitis tuberculosa, medida que fue solicitada por el Hospital de La Serena con el objetivo de proteger la salud del menor y que ha generado gran interés en la comunidad, ya que el debate trasciende el ámbito judicial, al evidenciar tanto la relevancia de la inmunización como herramienta sanitaria clave como el rol del Estado en garantizar el acceso universal a las vacunas. La resolución judicial, lejos de plantear una distancia entre las instituciones y la familia, vino a confirmar la función protectora que el Estado debe ejercer cuando la salud y la vida de un niño, niña y/o adolescente se ve potencialmente comprometida.
La inmunización temprana es una de las estrategias más efectivas y comprobadas de la salud pública moderna. Enfermedades que hoy parecen lejanas, como la tuberculosis diseminada, la meningitis bacteriana o la hepatitis B, fueron durante décadas causas frecuentes de muerte infantil y de secuelas graves que afectaban la calidad de vida de los niños que sobrevivían a estas patologías. Gracias a los programas masivos de vacunación implementados desde mediados del siglo XX, la mortalidad asociada a estas enfermedades se redujo de manera drástica y sostenida. En Chile, las vacunas administradas al nacer, como la BCG contra la meningitis tuberculosa y la hepatitis B, marcan el inicio de un calendario diseñado para proteger la salud y la vida de los niños durante toda la primera infancia, etapa en la que los lactantes son especialmente vulnerables a infecciones severas.
El doctor Sergio Puebla, Subdirector Médico de Atención Cerrada del Hospital de La Serena y epidemiólogo, destacó que Chile es un país que tiene las tasas de mortalidad infantil y materna más baja de Latinoamérica comparables con países desarrollados con un mayor ingreso per cápita. “Un estudio hecho en el año 2019 por la prestigiosa revista de Lancet ubica a Chile en uno de los países de mayor acceso y calidad de la atención en los sistemas sanitarios de todo el mundo, alcanzando una puntuación de 70,9 de 100 puntos, por encima de la mayoría de los países de la región. Respecto a la esperanza de vida al nacer, para el año 2024, fue de 81,4 años, lo que representa un incremento de 4,3 años respecto a lo informado el año 2000. Por lo que podemos decir que no sólo tenemos un gran programa de inmunización, sino que tenemos las condiciones sanitarias que nos hacen ser un país confiable en materia de salud”.
PROGRAMA NACIONAL DE INMUNIZACIONES

El fallo de la Corte de Apelaciones resaltó el rol del Estado en asegurar la vacunación como un derecho garantizado y una responsabilidad sanitaria colectiva. El Programa Nacional de Inmunizaciones (PNI) constituye una política pública consolidada, gratuita, universal y reconocida por organismos internacionales por su amplia efectividad. Ningún niño en Chile necesita estar inscrito en un centro de salud para acceder a la vacunación: basta con acudir a un vacunatorio con su carnet de identidad para recibir un esquema completo que los protege contra más de quince enfermedades durante los primeros años de vida. Este esfuerzo refleja un compromiso estatal y una estrategia de salud pública profundamente arraigada en la evidencia, que busca proteger tanto al individuo como a la comunidad.
Beatriz Zúñiga, encargada del Programa Nacional de Inmunización del Servicio de Salud Coquimbo destacó que el proceso es seguro, los equipos de salud están en constante actualización de conocimientos y el Ministerio a través de sus asesores, trabajan permanentemente para seguir mejorando el programa. “El país cuenta con un programa de protección de enfermedades inmunoprevenibles exitoso, sobre todo para la población infantil, donde en sus primeros tres años se otorga de manera gratuita y universal la vacunación contra más de 15 enfermedades, por eso la importancia de mantener al día el calendario de inmunización, porque es un acto solidario que protege a la persona que la recibe y a su vez, a quien no puede, además de ser una de las herramientas de salud pública más efectiva”.

En la misma línea, el país ha dado muestras de un avance sostenido en innovación sanitaria, como lo demuestra la incorporación del anticuerpo monoclonal contra el virus respiratorio sincicial, una medida inédita a nivel latinoamericano que redujo de forma significativa la gravedad de los casos en lactantes durante las últimas dos temporadas de invierno. Esta estrategia permitió alcanzar coberturas cercanas al 98 % en recién nacidos y contribuyó a eliminar las muertes por esta infección en el grupo más vulnerable.
“Como institución, estamos comprometidos con la promoción del progreso en salud y con el cumplimiento de nuestro programa de vacunación, cuyo objetivo principal es educar a la población sobre la importancia de las vacunas y su correcta administración. Idealmente, la vacunación se realiza frente a los padres o madres, a quienes se informa detalladamente sobre el procedimiento y los posibles efectos, los cuales no deben confundirse con efectos adversos, sino que son reacciones comunes y esperadas que ocurren en muchas personas” destacó Andrea Cavero, Gestora de Cuidados de Matronería del Hospital de La Serena.
INTERÉS SUPERIOR DEL NIÑO
La legislación chilena es clara al respecto: el interés superior del niño debe prevalecer ante cualquier situación que pueda poner en riesgo su salud o su integridad física. Este principio, respaldado por la Constitución, la Convención sobre los Derechos del Niño y la Ley 21.430, obliga al Estado a garantizar el más alto nivel posible de salud para todos los menores, lo que incluye el acceso oportuno a vacunas cuya eficacia está ampliamente demostrada. En este caso, la Corte determinó que la negativa materna carecía de fundamento médico o jurídico suficiente y que no podía situarse por encima del derecho básico del niño a recibir medidas de prevención seguras, efectivas y avaladas por décadas de evidencia científica.
“El objetivo principal de la institución es la salud, entendida en un sentido amplio. Dentro de este concepto se incluyen la dignidad y los derechos de los pacientes. Para cumplir de la mejor manera posible con el mandato que nos otorga la ley, interponemos acciones de protección que buscan resguardar ese mismo derecho: la salud, en su dimensión de vida e integridad física” destacó Liam Camus, abogado asesor del Hospital de La Serena.
Desde la perspectiva epidemiológica, la importancia de que la población esté vacunada no puede subestimarse. Las vacunas previenen enfermedades graves, reducen la mortalidad y alivian la carga sobre los servicios de salud. A nivel colectivo, permiten disminuir la circulación de agentes infecciosos, lo que protege especialmente a quienes no pueden vacunarse por razones médicas o de edad. Estos números no son abstractos: se traducen en familias que no pierden a sus hijos, en comunidades más protegidas y en sistemas sanitarios menos sobrecargados. Cuando las coberturas vacunales bajan, reaparecen brotes que podían parecer erradicados; la caída de la vacunación implica un riesgo real de reemergencia de enfermedades y puede derivar en crisis sanitarias con costos humanos, sociales y económicos significativos.
El fallo de la Corte de La Serena reafirma el valor de la vacunación como un derecho garantizado, como un deber institucional y como una herramienta clave para la salud pública. Para el Hospital de La Serena, decisiones de este tipo son esenciales para resguardar la integridad de los niños, niñas y adolescentes, así como también, el mantener la fortaleza del sistema de inmunización y proteger a la comunidad en su conjunto. Mantener altas coberturas, reforzar la educación sanitaria y asegurar que cada niño reciba la protección más alta desde el primer día de vida son tareas ineludibles para un país que ha demostrado, una y otra vez, que las vacunas salvan vidas.











